ROMPIENDO HUEVOS

Así como para hacer una tortilla primero hay que romper huevos; para convertir hábitos tan cotidianos (como hacer una tortilla) en un ejercicio creativo primero hay que romper hábitos. 

Pensar las cosas con otros ojos te abre posibilidades inimaginables. Hacer las cosas distinto, es decir, no sólo proyectar en nuestra mente posibilidades diferentes sino atrevernos en la práctica a explorar nuevos esquemas, nos mueve de sitio. 

Descontextualizar referencias como las que tanto se anclan en nosotros en forma de costumbres, rituales, normas e incluso prejuicios entrena la mirada y, en consecuencia, la capacidad que tenemos para reinventarnos. Cambiar de eje mental, sin embargo, exige notables esfuerzos: a la hora de resolver situaciones cotidianas, familiares, nuestro cerebro buscará caminos reconocibles para conseguir desenlaces, ahorrando energía o actuando incluso “en automático”. 

Frente a un reto cercano, como pudiera ser preparar una tortilla, sabemos qué hacer. Cocinarla como lo haría nuestra madre o nuestra abuela, pudiera ser hasta sencillo. Narrarla, sin embargo, como si fuera un partido de fútbol, ¿qué significaría? ¿Cómo podríamos narrarla igual que lo haría un comentarista deportivo asomado a una cancha en la que huevos, patata y cebolla se juegan el resultado final de la Champions? 

Algunos ejemplos de estas retransmisiones de una gran final: